Yuleixi y Ilkerson
La salsa baul fue su flauta de Hamelin
en la choza de cemento que le sonroja la noche a la montaña
“Yuleixi es el nombre que sonríe en mis lunas”
era el grillo de Wilkerson
envolviendo de caricias las orejas de ella.
Yuleixi recibía por primera vez un abrazo de palabras
y a la velocidad de un pan con mortadela
se amarraban sus lenguas en un beso.
Wilkerson pintaba con la mirada la aparición de Yuleixi
mientras le dejaba un caramelo de coco en sus labios.
Ella le desmoñaba su sonrisa en la comunidad de un secreto
y el filtro de un pasaje de metro siempre los llevaba a su encuentro.
Wilkerson enrolaba el tiempo de los pesares
floreciéndole una rosa en los ojos
y caracoles de humo en sus pulmones
Yuleixi era el culito de un poema
la fruta madura del cerro
Wilkerson el dealer de sus sueños
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