El hacha
Llueve por los costados de la casa.
El hacha quebró el cielo y la tierra
que Dios creó en siete días.
El hacha invento un mundo en la basura
fumando crack durante siete días.
El hacha poseía el palabreo del sofista
haciéndome vivir en su palacio del sueño
coloreándome el paisaje de su sonrisa.
El hacha me hizo un cuarto en su corazón
cuando mi vida era mecida por la aridez del huérfano
El hacha me descubrió el aliento a Vodka barata
que se quedaba encerrado en los cuadernos del liceo.
Llueve por los costados de la infancia
me lloran las manos
el aguacero que no caen de los ojos
El hacha baila al son de curiepe
enamorando las noches
y a las lagartijas que limpian la casa.
El hacha era más sano que la avena
siempre tenía la utopía en los labios
y un credo en el amor.
El hacha vendió sus cachivaches
en el mercado de los corotos para buscar la papa.
Al hacha nunca le gusto la violencia
pero se daba coñazos, a cada rato, con cualquiera.
El hacha conoció las ratas, cucarachas, moscas
y también los lujos del capitalismo
que siempre lo hipnotizó.
El hacha vistió de miedo sus pulmones
fumando los malditos cigarrillos
para dispersar las ansiedades y las carencias
que sufrimos los pobres.
El hacha nunca dejó de reír
nunca dejó de amar la vida
El hacha dejó de soñar
se apagaron las luciérnagas
se escaparon las lagartijas
Llueve por los costados de la casa
Carmen inicia el canto de los nueve misterios
al séptimo día en que Dios creó el mundo
El hacha era mi tío.
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