Caracas
Caracas,
Paraíso de concreto que me habita,
Que habito.
Tú, musa.
Tú, constelada para siempre.
Todas tus sinfonías se hacen danza en mi,
Compás sincopado de distancias,
De rumores de esquina,
De barrios coloreados
De rutinas turbias y amores inconclusos.
Quiero nadarte,
Entretejerte,
Sobrevivirte,
Mudarme 37 veces más.
Enamorarme en tus esquinas,
Ebriagarme en tus taguaras,
Arroparme con las pestañas de la tarde
que contempla las garcitas posadas sobre el Guaire.
Quiero arremangarme tu boca cocullito anarquista,
Y saciarme,
plenarme toda.
Andarte,
Estrecharte,
recorrerte.
Perdernos bajo los árboles escondidos
como adolescentes tardíos.
Quiero fugarme a través de tus ojos.
Saborear el fresco de la montaña,
melancólica ciudad latido del mundo.
Vamos a mirarnos sin pudores
y escribamos en tus calles
que llevas un tren por dentro
que se desborda entre arterias como un acantilado.
Que te pareces a la prisa,
a la soledad,
A los destinos jugando con nuestras realidades.
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