Amenazas inusuales
El Guaraira nos encanta, nos consiente mientras nos piensa. Nosotros
Somos el sueño enmohecido del Guaire, del Guaraira
y la ceiba de san francisco.
Un río de máquinas encendidas
habita las calles, los centros ardientes del deseo, la causa invicta de la muerte,
el vicio de la vieja estupidez. Todo el mes, se quejan y se quejan y se quejan.
La más terrible faz de mi país converge en que algunos
reclaman para sí, como trofeo de guerra , el ser la más distinguida de las víctimas.
La pistola el puñal la desmemoria el rapto el secuestro y el ladrón,
agarran la catira y me la lanzo en vivo, el cuento del sobrino, la prima que no
encuentro
cuando me contó sobre aquello que está por suceder.
EL asedio es constante,
y sin cuartel: es la psique el campo de batalla en nuestros días
una élite de hienas hambrientas se disputan el festín.
Ellos andan nerviosos, al acecho…
Y DALE QUE DALE
¿Quiénes serán las víctimas en este duelo de conejos?
Crujen los tornillos sueltos de la tribu genética.
Vivo en un país asediado por el mundo más poderoso
Del planeta. Somos un lunar fétido que los Medios
auscultan, abren bien los ojos cuando chorrea pus.
Juegan con el pan las grandes industrias, reparten el hambre
Las cansadas tecnocracias temerosas
de nuestro alzado sacudón.
Qué bien la periferia, Que bueno el Caribe encandilado;
antropofagia y condón.
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